Ir al contenido principal

Entradas

Mostrando entradas de febrero, 2019

Cafetera

Quiero tener una cafetera, no me preguntes por qué, ni para qué la voy a utilizar. Seguramente, pensarás que para hacer café, no? es lo más lógico, pues te equivocas: Quiero una cafetera para utilizarla como excusa, como excusa para despertarte por la mañana, para alargar un poco más el rato de la comida, y para pasar las noches enteras comiéndote con su olor impregnándonos. Voy a utilizar al café como la excusa perfecta: para besarte recién levantada y llevártelo a la cama. para recoger los platos, acercarte tú por detrás, y que al final no me dejes terminar de fregar, y acabemos empapadas, con el olor a café inundando toda la cocina. para pasarme la noche entera escuchándote, y no dormirme, y que cuando termines, me cojas de la mano, y sienta que el día ha estado bien, porque lo termino contigo. Te das cuenta para lo que vale realmente, una cafetera? Todo eso pienso, cuando te estoy preparando el primer café de por la mañana, y de mis pensamientos me sacas, te observo c...

Dos meses

Aún no me creo que estés aquí, que yo esté aquí, a tu lado, queriéndote, cuidándote, mimándote, tratándote como todxs lxs anteriores tenían que haberlo hecho antes. Aún no me creo que me permitas el maravilloso lujo de estar contigo, - el placer es mío- me contestaste. Alguna vez leí: "ver amanecer es maravilloso, verte amanecer es otro concepto". Y vaya que si lo eres mi vida: alegre, sonriente, fuerte, inteligente, constante, decisiva, fuerte, preciosa. Te describiría, pero no acabaría nunca. Y nunca, es la palabra que me viene a la cabeza cuando pienso en ti, en nosotras: Nunca quiero separarme de ti, nunca quiero despertarme y no verte a mi lado, nunca quiero caminar por la calle, sino es de tu mano, nunca quiero verte llorar, sino es de felicidad. Nunca quiero que te vayas, nunca después de ti, y siempre contigo. Hoy hacemos dos meses, y sé que hemos pasado por miles de cosas no muy buenas, y nos ha costado, mucho p...

Chaleco salvavidas de besos

Obsérvate, no tengas miedo, sólo estás creciendo. ¿Aún no te lo crees? Me sorprendo cada mañana al espejo, cuando mis lágrimas se convierten en besos, los cojo con mis labios, y te los presto, un poco, o a veces, para siempre. Constante, poco usual. Habitual, esporádica. Antónimos y sinónimos. Fuimos la palabra más perfecta que una persona pudo deletrear. Nos convertimos en frases enteras, y creamos nuestro, propio diccionario. Aún recuerdo como los autobuses pasaban por delante tuya, te rozaban, pero ni los sentías. Me sonríes, me coges de la mano, y me susurras al oído: "vamos a volar", cierro los ojos, y en vez de ponerme el chaleco salvavidas, me cubres a besos, que son la mejor protección ante saltos al vacío, y sin bañador, nos tiramos a la piscina. No tenemos miedo, no nos da vergüenza. Y desnudas nos comemos, y vestidas te desnudo con la mirada, y así, al desayunar, comer o cenar. Porque contigo repito, y ...

Difuminada al destiempo

Difuminada, difusa, poco clara. Así es como te encontré, aquel día, tirada en el suelo de cualquier parque, cubierta de barro, y con un montón de hojas cubriéndote por encima. Te observé atentamente, preguntándome, por dónde narices descansabas o comías, ya que nunca te ví hacerlo. El tren está llegando a la estación, tu pelo se mueve rápido, te despeinas, tus manos corren al rescate para volver a peinarlo. Instantánea, como el café de cada mañana, que humeante, te observo beberlo, y a besos, te quito la espumita, que se pierde en la comisura de tus labios, valiente, que se aventura por terrenos, ya, no tan desconocidos. El ruido aumenta, tu cara lo expresa todo, y te conviertes en dos ojos, que, muy expresivos, me cuentan tus secretos, sin parpadear. Rayamos bancos, nos besamos en cada farola, impregnamos Madrid con nuestra saliva, y nos echaron de todos los parques y baños, por escándalo público. Nunca, un animal racional, se ...

Relieve

Relieve, color, textura, poros de tu piel rozando los míos. Nunca, ninguna estructura, había sobresalido tanto, viendo al tiempo pasar, con el viento de cara, y el sol reflejándose en tu piel. Todo a tu alrededor está difuso, difuminado. Te da igual. Te sacudes el polvo al levantar, te tiendo la mano cada vez que te caes, y sonrío si te veo volar. No somos más que sueños intentándose cumplir. Sobresaltada me despiertas, entre lágrimas y gritos. No comprendo cómo puedes permanecer noches enteras sin dormir, y días sin comer. Eres algo así, como un animal salvaje, pero tierna, que muerdes antes de preguntar, pero que abraza, cuida y mima, antes de saber cómo estás, porque no le hace falta preguntar, no te hace falta princesa. Me miras y sabes lo que estoy pensando, te pienso y me miras, te sueño y me despiertas, te sonrío, y en tu cara se dibuja la sonrisa más perfecta, bonita, y preci...

Mora de gominola

Recuerdo cómo te comiste aquella mora de gominola. La cogiste entre tus dedos, con decisión, como quien sabe lo que quiere y lo hace sin preguntar. La miraste con deseo, -algo parecido me pasa a mi, cuando te observo-, lentamente, la chupaste despacio, pero con ganas, como comer helado en verano. Tus dedos se metieron en la boca, acompañándola, te relamiste, los sacaste con delicadeza, y los volviste a chupar. Me miraste con ojos de niña traviesa, te sonreí, cogí otra mora de gominola, la acerqué a tus labios, sacaste la lengua, aún no, más despacio, ahora, mis dedos se fueron con ellos, me los devolviste rojos, al igual que tus labios, que todos manchados los besé apasionadamente, una y otra vez, la mora sabía a ti, y aún así, tú estabas más dulce. Mis dedos seguían manchados, no te me ibas de las manos, decidiste quedarte, y entre las sábanas de mi cama, nos relamimos, y seguimos manchándonos, hasta que mis dedos se limpiaron, pero mi ...

Espacio en el universo

Sé que aquella noche no fuimos polvo, ni estrellas, ni millones de átomos formando a dos personas, independientes, libres. Aquella noche, nos convertimos en una galaxia entera, la infinitud del universo desplegándose entre mis dedos, ante mis ojos, que no pudieron hacer otra cosa, que parpadear, parpadear muchas veces, para poder darme cuenta de que tú, no eras un sueño: te estaba cumpliendo mi vida, nos estábamos cumpliendo, juntas, de la mano, de los labios, o de los dedos. Elige tú el lugar de tu cuerpo, por donde quieras que empiece a hacerte el amor, o mejor dicho deshacerte el desamor -grande Elvira- borrar todas aquellas huellas que te dejaron, todas esas personas que no supieron hacerlo, yo las difumino entre saliva y eso. Porque cada vez que te beso, es coger una hoja en blanco, y escribirte, y no acabo,  de describir todos los sentimientos que me haces sentir. Sonrío, porque eres como: Las vacaciones de verano que no quier...