Relieve,
color,
textura,
poros de tu piel
rozando los míos.
Nunca,
ninguna estructura,
había sobresalido tanto,
viendo al tiempo pasar,
con el viento de cara,
y el sol reflejándose en tu piel.
Todo a tu alrededor está difuso,
difuminado.
Te da igual.
Te sacudes el polvo
al levantar,
te tiendo la mano
cada vez que te caes,
y sonrío
si te veo volar.
No somos más que sueños
intentándose cumplir.
Sobresaltada me despiertas,
entre lágrimas y gritos.
No comprendo cómo
puedes permanecer noches enteras
sin dormir,
y días sin comer.
Eres algo así,
como un animal salvaje,
pero tierna,
que muerdes antes de preguntar,
pero que abraza,
cuida
y mima,
antes de saber cómo estás,
porque no le hace falta preguntar,
no te hace falta princesa.
Me miras y sabes
lo que estoy pensando,
te pienso y me miras,
te sueño y me despiertas,
te sonrío,
y en tu cara se dibuja la sonrisa
más perfecta,
bonita,
y preciosa,
que ningún dibujante,
podría haber dibujado jamás.
Cierro los ojos,
observó ese relieve sobresalir,
del resto,
es el único al que le da el sol
todo el día,
y por eso no conoce la sombra.
Sombras,
estás repleta de todas ellas,
pero alumbras sin linterna,
en las noches más oscuras,
te oigo palpitar,
gemir,
y entonces sonrío,
estás aquí,
siempre lo estás.
Algún día volveré
a ese redoble,
y pensaré,
que eras tú,
en el momento
y lugar adecuado.
Y yo,
no podré hacer otra cosa,
que enamorarme,
aún más,
y dejarme volar.
Te quiero princesa.
6/02/19
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