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Pensarte es quemarse

Te fuíste y todos mis miedos
cobraron vida
se levantaron,
me cogieron entre todos,
y me llevaron lejos de ti,
yo gritaba
y gritaba,
lloraba
y te llamé durante
muchas noches seguidas,
aún recuerdo
cómo,
las lágrimas me desgarraban,
ciertos de surcos ardiendo,
me rajaban la cara,
me abrasaban,
y pensarte,
era quemarse pensando en ti.

Pensar en ti,
es quemarse,
es tomar el sol
a 45 grados
a las cuatro de la tarde,
en pleno agosto.

Es rasgarse la camisa
y tirarse al vacío.

Pensar en ti,
es echar alcohol
a una herida que supura,
que aún infectada,
yo te la coloco
entre tus manos
para que me la cures,
para que me cures.

Pensar en ti,
es echar barro,
arena,
polvo a esa herida
y todos
y cada uno de los escombros
de los que tuve que resurgir,
para volver a hacerme.

Pensar en ti,
es destruirme con dinamita,
y al instante siguiente
pegarme con pegamento.

No te esfuerzes:

hemos perdido trozos
por el camino,
ya no soy igual,
ya nunca seré igual.

No sé dónde quedaste,
dónde nos quedamos
cuando decidiste romperme
en un billón de pedazos.

Pero,
es lo que tiene
las bombas,
que cuando todo explota,
nunca puedes volver a pegar
todo lo que fue antes. 

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