Ir al contenido principal

Prismas


Entonces llegas
y te conviertes en todas
y cada una de mis rutinas
que tanto me gustan,
pero que si ahora las pintas tú,
pues me gustan aún más.

Te conviertes en esa ducha
caliente al llegar a casa
después de todo el día.

Te conviertes en mis sábanas favoritas,
en ésas en las que hincó
la nariz,
cual perrete buscando trufas:
eres un bien tan preciado
que todos te buscan,
pero sólo yo te encuentro,
recuerda,
son los pequeños detalles
los que marcan la diferencia.

Te conviertes en la luz
de las dos de la tarde
que se cuela entre las persianas
de un domingo,
que poco a poco me despiertas
no lo haces de golpe,
sino despacio,
con calma.

Te conviertes en mis zapas
nuevas,
que sólo pocos se dan cuenta
que allí están,
tú no lo eres,
pero este sentimiento
lo es demasiado,
hueles a ganas,
a ilusión
a querer que por primera
vez en mucho tiempo que
las cosas vuelvan a salir bien.

Tú no te has ido,
nunca lo hiciste,
todo era cambiar de prisma,
pero es que tú siempre
me cambias todos los cuerpos
geométricos,
los coges y tiras
por todos los lados,
y graciosa y divertida
pasas corriendo por los pasillos
de mi sonrisa,
gritando que el desorden
nos hace libres,
y que fomenta la creatividad,
entonces sonrió,
y citando a Elvira Sastre:

"Tenía una locura preciosa,
cómo no iba a enamorarme de ella"-
pensé el día que te conocí.

Ahora todo ha cambiado,
o más bien evolucionado:

"tienes una locura perfecta,
cómo no voy a querer quererte para siempre"


Y recuerda:

escuchar,
entender,
comprender,
respetar
y amar.


La pared -Cupido

Comentarios

Entradas populares de este blog

Estaba segura que volveríamos a encontrarnos

 Nunca llegué a imaginar que volverías a aparecer, para serte sincera, nunca planeé encontrarte,  nadie me informo,  hace ya dos años y pico,  iba a ocurrir este hallazgo tan extraordinario,  y ahora, después de esos dos años y pico, y después de todo,  vuelves a aparecer.  Leo tu mensaje,  estaba casi segura que te había bloqueado,  no debí de hacerlo finalmente,  porque sino, no me estarías escribiendo.  El pulso se me acelera,  el estómago se me encoge,  no me creo que sigas provocando todo esto en mí,  el corazón se me va a salir por la boca,  siento que todo a mi alrededor se para.  Sigo sin creérmelo,  vuelves a estar aquí,  eres un boomerang,  que por muy lejos que te lancé, por muchas veces que te haya mandado a la mierda,  siempre,  siempre regresas.  Estoy en la orilla de una playa,  meto los pies en el agua,  está fría,   pero me meto poco a poco,...

Coágulo

Eres un puto cigoto que no se deja desarrollar, más bien ni crecer, te has muerto entre mis manos y no me ha dado tiempo ni a observarte respirar por primera vez. Te empeñaste en destrozarte la vida, y me llevaste contigo por delante, afortunadamente, aprendí a esquivar todas y cada una de las palabras que salían de tu boca, no fue fácil: las endulzaste con un sabor parecido a la miel, recuerdas que a mi no me gusta, verdad? En cualquier caso, el coágulo de sangre se resbaló por mi brazo, y manchaste mi camisa blanca favorita de una hilera roja que no pude quitar ni con toda la fuerza del mundo.  Ese día te perdí, de verdad que ya no sabía quién eras. Me criaron pensando que la libertad y el cuerpo de una persona no tiene precio, pero tú se lo pusiste al tuyo, y no llegaste ni al mínimo, para empezar la subasta, lo regalaste y vendiste a unos degenerados, que encima no supieron ni valorarte, no te quitaron ni la etiqueta, te usaro...

Boomerang

Yo no te elegí, llegaste a mí, como una pelota que te lanzan y te gritan que cogas. Hubo un tiempo en el que te agarré tan fuerte, que me hice heridas de tanto apretarte. Me sangraron los dedos porque me arrancaste las costras. Me pedías que no te soltará cuando ya, ni tú misma, alargabas  la mano para cogerme a mí. ¿Qué esperabas? Dejarte caer fue lo más duro que he hecho en mi vida, te lo confesé un millón de veces mientras te acariciaba las mismas manos que me mentían una y otra vez. Y sí, digo manos, porque fueron ellas las primeras que me dijeron que me querían, así que ahora tmbn me podían estar mintiendo. Agacho la mirada, aún conservo las cicatrices, sé que nunca se irán, sé que nunca te irás. Sé que permanecerás, que al viento le soplarás, pero que tú nunca volarás, porque siempre fuiste de pies en el suelo, y yo hace meses que he aprendido a andar sobre el agua.