Me desperté de la siesta,
entraba a trabajar en 40 min.
Con los ojos aún pegados
abrí el cajón de los calcetines.
Soy de esas personas
a las que le encantan
los calcetines altos de colorines
y con muchas cositas.
Iba a coger mis favoritos,
los de piñas.
pero al levantarlos ,
vi los de rayas naranja de Nike,
y en ese momento,
me acorde de ti,
todo vino a mí,
así,
de golpe:
Me acordé
del frío,
de los madrugones
de las 6 de la mañana diarios,
de como al principio
no era capaz de dormir contigo,
a mi lado,
y después,
me era imposible dormir sin ti.
Me acordé del trayecto en metro
que hacía
todas las santas noches
para ir a recogerte del trabajo
cuando yo también acababa
de salir del mío,
de dormir cuatro horas,
de dormirme en clase,
de escribirte a
la hora de tu descanso,
porque sabía que a esa hora
era el único momento
del día,
en que podía hablar contigo,
del nombre de tus compañeros
y de la boca del metro de Argüelles.
Recuerdo tu ropa en mi armario,
tus zapatillas en el suelo
y tu maquillaje en la estantería del baño,
tu desodorante
y tu olor de memoria.
Recuerdo tu olor en mi cama,
tu calor en mi cuerpo,
tu pijama doblado en el cajón.
Recuerdo poner el despertador
cinco min antes,
porque me encantaba despertarte
a besos,
acariciándote despacio
y diciéndote,
que levantarse contigo
era como soñar con los
ojos abiertos.
Recuerdo tus brazos rodeándome,
y tus dedos enredados a los míos,
ésa era la única.manera
en la que me podía dormir.
Ahora recuerdo
que tú tienes los mismo calcetines
pero en color azul clarito,
los míos en oscuro,
y con rayas amarillas,
a mí me gustaban esos,
pero yo me quede con estos
porque sabía que a ti te gustaban
aún más.
Me pregunto
si tú también
te acordarás de todo esto
al ponerte estos mismos calcetines
cuando llegue otra vez el frío.
Cuando llegue otra vez el frío,
y no estemos,
permanezcamos,
ya,
no compartiendo el mismo
oxígeno en una habitación,
o no durmiendo,
todos los días,
las dos,
en una cama de 90.
Lo recuerdo todo,
TODO.
Es increíble,
putos calcetines de Nike.
Sonrío,
por un momento
pienso si a lo.mejor
no te he superado
por pensar en todo esto,
pero,
sonrío aún más,
y me.digo a mi misma,
acordarte del ser humano
que te hizo la persona más feliz
de este planeta
no es no haberlo superarlo,
es,
simplemente,
recordarte
y acordarme de ti.
Porque,
al fin y al cabo,
siempre regresamos
a aquel lugar donde fuimos felices,
pero no,
tú ya no,
ya no eres hogar,
ahora eres una calle,
por la que ya no suelo pasar,
más bien intento esquivar,
y rodeo la manzana,
para no encontrarte,
pero al final siempre ocurre:
Me encuentro a mi misma
acordándome de ti.
Malditos calcetines de Nike.
entraba a trabajar en 40 min.
Con los ojos aún pegados
abrí el cajón de los calcetines.
Soy de esas personas
a las que le encantan
los calcetines altos de colorines
y con muchas cositas.
Iba a coger mis favoritos,
los de piñas.
pero al levantarlos ,
vi los de rayas naranja de Nike,
y en ese momento,
me acorde de ti,
todo vino a mí,
así,
de golpe:
Me acordé
del frío,
de los madrugones
de las 6 de la mañana diarios,
de como al principio
no era capaz de dormir contigo,
a mi lado,
y después,
me era imposible dormir sin ti.
Me acordé del trayecto en metro
que hacía
todas las santas noches
para ir a recogerte del trabajo
cuando yo también acababa
de salir del mío,
de dormir cuatro horas,
de dormirme en clase,
de escribirte a
la hora de tu descanso,
porque sabía que a esa hora
era el único momento
del día,
en que podía hablar contigo,
del nombre de tus compañeros
y de la boca del metro de Argüelles.
Recuerdo tu ropa en mi armario,
tus zapatillas en el suelo
y tu maquillaje en la estantería del baño,
tu desodorante
y tu olor de memoria.
Recuerdo tu olor en mi cama,
tu calor en mi cuerpo,
tu pijama doblado en el cajón.
Recuerdo poner el despertador
cinco min antes,
porque me encantaba despertarte
a besos,
acariciándote despacio
y diciéndote,
que levantarse contigo
era como soñar con los
ojos abiertos.
Recuerdo tus brazos rodeándome,
y tus dedos enredados a los míos,
ésa era la única.manera
en la que me podía dormir.
Ahora recuerdo
que tú tienes los mismo calcetines
pero en color azul clarito,
los míos en oscuro,
y con rayas amarillas,
a mí me gustaban esos,
pero yo me quede con estos
porque sabía que a ti te gustaban
aún más.
Me pregunto
si tú también
te acordarás de todo esto
al ponerte estos mismos calcetines
cuando llegue otra vez el frío.
Cuando llegue otra vez el frío,
y no estemos,
permanezcamos,
ya,
no compartiendo el mismo
oxígeno en una habitación,
o no durmiendo,
todos los días,
las dos,
en una cama de 90.
Lo recuerdo todo,
TODO.
Es increíble,
putos calcetines de Nike.
Sonrío,
por un momento
pienso si a lo.mejor
no te he superado
por pensar en todo esto,
pero,
sonrío aún más,
y me.digo a mi misma,
- que,
acordarte del ser humano
que te hizo la persona más feliz
de este planeta
no es no haberlo superarlo,
es,
simplemente,
recordarte
y acordarme de ti.
Porque,
al fin y al cabo,
siempre regresamos
a aquel lugar donde fuimos felices,
pero no,
tú ya no,
ya no eres hogar,
ahora eres una calle,
por la que ya no suelo pasar,
más bien intento esquivar,
y rodeo la manzana,
para no encontrarte,
pero al final siempre ocurre:
Me encuentro a mi misma
acordándome de ti.
Malditos calcetines de Nike.
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