No quiero saber cuántas sonrisas
habrás despertado,
la incertidumbre de tus labios
besando al viento,
me enseñó,
que no pertenecías a nadie,
y de hacerlo,
sólo lo hacías a ti misma.
No pude pesarte
mucho más tiempo,
tus pestañas
me descubrieron
un nuevo mundo,
al que yo,
no estaba acostumbrada,
hasta que te soñé
en tu cama,
o te acaricié
entre las sábanas.
Fuiste tan real,
como tus manos mojadas,
o como tu mordisco en mi cuello.
C.
22.08.19
Comentarios
Publicar un comentario