"Cuando estás conmigo,
esta habitación
no tiene paredes,
sino árboles,
árboles infinitos"
Al leer este poema
de La novia gitana,
visto en una historia
de Elvira Sastre,
pensé en ti.
En como aquella tarde,
en esa habitación
de hostal
de Tirso de Molina,
me sentí rodeada
por un bosque entero,
un bosque infinito
que nos rodeaba a las dos.
Yo te miraba,
y cogía
todas las rosas
que cubrían tu cuerpo,
y te llenaba la cama de pétalos,
aunque eso significase,
pincharme,
cortarme,
o hacerme sangre,
con cada una,
y todas las espinas
de aquellas rosas.
Nunca me importo,
he de confesarte
que nunca me importo
que estuvieras conmigo
sólo para follar,
o que me quisieras
sólo para eso.
Nunca me importo,
porque sonreías,
y los árboles crecían,
y a tu alrededor
nuca nadie había
hecho crecer un jardín entero,
sin,
ni si quiera,
plantar ni una sola semilla.
Eres magia,
un truco de magia,
en el que cierras los ojos
y desapareces,
así,
de la nada.
Eres arte en estado puro,
cuando te digo,
que ni los escultores,
pintores o escritores,
pudieron crear
algo tan maravilloso
de entre tus manos:
yo,
sintiéndome realmente feliz,
yo,
mirándote
y quedándome embobada,
viéndote sonreír,
yo,
recorriendo tu cuerpo,
dejando mi saliva,
a modo de migas de pan,
para no perderme.
Te prometo,
que no podía apartar la mirada
de tus glúteos,
que anhelaba
que llegase el invierno,
para que en tus montañas nevase,
y poder esquiar,
y poder deslizarme sobre ellas,
y eso,
que antes de conocerte,
nunca había practicado
ningún deporte de nieve,
pero oye,
que hasta con los ojos cerrados
te aprendí de memoria.
Y ahora,
que ya no estás,
dibujo,
noche tras noche,
tu silueta en mi cama,
no es igual,
no me queda igual,
acostumbrada a pintar musas,
a pintarte a ti,
el resto de los mortales
no están a tu altura.
Y vaya
que si no lo están,
y vaya que tú,
sí que lo estabas.
Porque,
como dijo alguien
alguna vez:
Cuando te has acostumbrado
a volar por el cielo,
y no a caminar.
Pisar el suelo,
te parece algo tan efímero,
y absurdo,
que cuando lo haces,
todo es frío,
triste
y aburrido.
Te echo de menos C.
19.09.19
esta habitación
no tiene paredes,
sino árboles,
árboles infinitos"
Al leer este poema
de La novia gitana,
visto en una historia
de Elvira Sastre,
pensé en ti.
En como aquella tarde,
en esa habitación
de hostal
de Tirso de Molina,
me sentí rodeada
por un bosque entero,
un bosque infinito
que nos rodeaba a las dos.
Yo te miraba,
y cogía
todas las rosas
que cubrían tu cuerpo,
y te llenaba la cama de pétalos,
aunque eso significase,
pincharme,
cortarme,
o hacerme sangre,
con cada una,
y todas las espinas
de aquellas rosas.
Nunca me importo,
he de confesarte
que nunca me importo
que estuvieras conmigo
sólo para follar,
o que me quisieras
sólo para eso.
Nunca me importo,
porque sonreías,
y los árboles crecían,
y a tu alrededor
nuca nadie había
hecho crecer un jardín entero,
sin,
ni si quiera,
plantar ni una sola semilla.
Eres magia,
un truco de magia,
en el que cierras los ojos
y desapareces,
así,
de la nada.
Eres arte en estado puro,
cuando te digo,
que ni los escultores,
pintores o escritores,
pudieron crear
algo tan maravilloso
de entre tus manos:
yo,
sintiéndome realmente feliz,
yo,
mirándote
y quedándome embobada,
viéndote sonreír,
yo,
recorriendo tu cuerpo,
dejando mi saliva,
a modo de migas de pan,
para no perderme.
Te prometo,
que no podía apartar la mirada
de tus glúteos,
que anhelaba
que llegase el invierno,
para que en tus montañas nevase,
y poder esquiar,
y poder deslizarme sobre ellas,
y eso,
que antes de conocerte,
nunca había practicado
ningún deporte de nieve,
pero oye,
que hasta con los ojos cerrados
te aprendí de memoria.
Y ahora,
que ya no estás,
dibujo,
noche tras noche,
tu silueta en mi cama,
no es igual,
no me queda igual,
acostumbrada a pintar musas,
a pintarte a ti,
el resto de los mortales
no están a tu altura.
Y vaya
que si no lo están,
y vaya que tú,
sí que lo estabas.
Porque,
como dijo alguien
alguna vez:
Cuando te has acostumbrado
a volar por el cielo,
y no a caminar.
Pisar el suelo,
te parece algo tan efímero,
y absurdo,
que cuando lo haces,
todo es frío,
triste
y aburrido.
Te echo de menos C.
19.09.19
Comentarios
Publicar un comentario