Ir al contenido principal

Fuíste real

No sé escribirte
cuando no estás,
me acostumbré  a hacerlo
sólo,
cuando tus ojos me miraban,
o cuando tu piel,
descansaba sobre mi cama.

Entonces yo,
te observaba,
como respirabas,
preguntándome,
cómo,
alguien como tú,
estaba mirando
o respirando,
a alguien como yo.

Desde el primer momento
me dí cuenta,
que eras diferente
a todo lo demás,
a todo lo anterior
que había conocido,
y creo que ese fue el
comienzo,
de un baile,
que ahora lo termino sola.

Las luces se han apagado,
la música no suena,
la gente se ha ido.

Y yo,
me quedo aquí,
en una sala vacía,
llena de confetí por todo
el suelo.
No me gustan mucho
las fiestas,
pero contigo,
todos los días lo eran,
los domingos se convirtieron
en mi día favorito de la semana,
porque eso significaba,
salir del trabajo,
comer a las 19,
pasar la tarde juntas,
y perdernos por Madrid,
con los ojos cerrados.

A ti nunca te gusto madrugar,
recuerdo que te levantabas
de mal humor,
y no había quien te hablase,
pero yo sonreía,
porque,
aunque eran las seis
de la mañana,
yo estaba feliz,
porque me levantaba,
cada día con la mujer
más maravillosa del mundo.

Y me daba igual
dormir cuatro o cinco horas,
madrugar,
acompañarte al trabajo,
salir a correr,
ir a la uni,
quedarme dormida en clase,
estudiar,
ir a trabajar,
y volver a recogerte del trabajo.

En aquella época,
yo,
no caminaba,
más bien levitaba,
a dos metros del suelo,
porque nunca pensé,
que alguien como tú,
podría hacer sentir
todo esto,
a alguien como yo.

Tengo un millón
de recuerdos maravillosos
a tu lado,
y no sé qué hacer con
todos ellos:
ya no puedo mirarte
y contártelos.

Sólo me queda escribírtelos,
y darte las gracias
por crearlos conmigo,
por vivirlos conmigo,
por compartirlos conmigo.

Me pasaré toda la vida
recordándote,
cuando tú me decías,
que no eras nada del
otro mundo,
y yo te sonreía,
y te decía,
es verdad,
no lo eres,
porque tú eres una
galaxia entera,
con todas tus estrellas,
planetas,
y satélites,
orbitando
alrededor de ti,
tú no eres de otro mundo,
porque tú eras mi mundo.


Y me es imposible
recordarte como alguien
que me hizo daño,
aunque lo hayas hecho,
aunque sigas doliendo,
aunque hablar de ti,
sea como echar alcohol,
a una herida,
que está infectada
y llena de polvo
y sucia.

Escuezes,
y cuando creo que ya no dueles,
lo vuelves a hacer
con más intensidad,
no sé cuándo dejarás de hacerlo,
y empezarás a picar,
a curar,
a curarme,
no lo sé.

Y entonces,
recuerdo una frase de
no se quién:
si duele,
es porque ha sido real.

Y miro abajo,
te toco,
sigues sangrando,
cada día me chupo
esta herida que palpita
al ritmo de tu corazón,
es decir,
más rápido de lo habitual,
con la esperanza
de que deje de hacerlo,
te prometo
que te avisaré cuando suceda.

Al final,
después de todo,
nuestra mente
sólo se queda con lo bueno,
y borra lo malo,
creo que es un sistema
de autoprotección.

Pero,
no puedo borrarte,
ni tampoco dejar de recordarte,
porque si lo hiciera,
estaría acabando contigo,
y si lo hiciera,
me estaría quedando contigo.

Y ahora mismo,
no puedo hacer
ni una cosa,
ni la otra.

Tan sólo,
cerrar los ojos,
apretarte fuerte,
y dormirme,
con las manos llenas
de sangre,
esperando
a que pases rápido,
y ya,
no duelas tanto.



Comentarios

Entradas populares de este blog

Boomerang

Yo no te elegí, llegaste a mí, como una pelota que te lanzan y te gritan que cogas. Hubo un tiempo en el que te agarré tan fuerte, que me hice heridas de tanto apretarte. Me sangraron los dedos porque me arrancaste las costras. Me pedías que no te soltará cuando ya, ni tú misma, alargabas  la mano para cogerme a mí. ¿Qué esperabas? Dejarte caer fue lo más duro que he hecho en mi vida, te lo confesé un millón de veces mientras te acariciaba las mismas manos que me mentían una y otra vez. Y sí, digo manos, porque fueron ellas las primeras que me dijeron que me querían, así que ahora tmbn me podían estar mintiendo. Agacho la mirada, aún conservo las cicatrices, sé que nunca se irán, sé que nunca te irás. Sé que permanecerás, que al viento le soplarás, pero que tú nunca volarás, porque siempre fuiste de pies en el suelo, y yo hace meses que he aprendido a andar sobre el agua.

Ballenas

Mi vida no gira en torno a ti. No soy la Tierra girando alrededor del Sol Apareciste de repente después de meses sin saber de ti, me recordaste a las ballenas, tan majestuosas, tan enormes, con tantas cosas por decir pero con un gran silencio que guardar. Resurgiste de las profundidades, o quizás, fuí yo la que por fin alcanzé la superf, nadando, casi ahogándome, conseguí, respirar, y fue ahí donde me encontre contigo. Tu aleta me enunció que ahí estabas tú, asomando tu sonrisa entre el agua, y yo por, un momento la acaricié con la nostalgía de saber, que tarde o temprano volverías a desaparecer. Y así ha sido. Te has vuelto a sumergir. Y no sé cuándo volveré a verte. Seguramente recorrerás los siete mares, los millones de ríos, y todos los océnaos que tenemos en común tú y yo, en este planeta. Seguramente, pero, como contigo todo es impredecible. Entonces, sólo me queda esperar. Que no esperarte. Mi vida ya no gira en torn...