A veces siento que el mundo
se desmorona ante mí
y no puedo hacer nada.
Se quema
y se convierte en cenizas
entre mis manos,
pero yo,
ni siquiera me doy cuenta:
Sólo veo el humo
salir de tus mejillas.
Vientos huracanados
mover tus cabellos,
tornados destrozando tu cara.
Cuando tus lágrimas
se convierten en aire,
y yo lo inspiro,
y me lo intento tragar,
pero no lo consigo.
Es como morder a la nada.
¿Ahora entiendes
por qué te esfumas
tan rápido?
Eres un castillo de arena
que siempre
se derrumba
cuando estoy a punto
de terminarte.
Cierro los ojos:
ahí estás otra vez,
ojos llorosos,
lágrimas derrapando por tus mejillas,
no entiendo cómo no existen
señales de tráfico,
para avisar
de los peligros
que podemos encontrarnos
por tus carreteras
al mirarte.
No entiendo cómo avanzas,
no entiendo por qué te derrumbas
o por qué no lo haces.
A veces no entiendo nada,
ni a ti,
ni a mí,
ni qué hacer con nosotras.
¿Qué nos hacemos?
No lo sé
y no puedo hacer nada.
Te desmoronas ante mí,
yo,
recojo los trozos.
Comentarios
Publicar un comentario