Ir al contenido principal

Fuegos artificiales


El día acaba con fuegos artificiales
en tu mirada,
no me dio tiempo a subir a tu azotea
para poder verlos,
porque tú,
ya te habías marchado.

Sin embargo,
yo no tenía fuerzas
ni para bajar,
y me quede allí.

A oscuras,
con el alma apagada,
y la mirada en calma.

El cielo de Madrid me arropaba
como tú,
nunca lo habías hecho,
y entonces,
lo entendí todo:

Nunca te habías ido,
porque nunca habías estado
dispuesta a quedarte,
porque nunca habías permanecido.

Las luces retumban entre el silencio,
y las lágrimas recorren mis mejillas,
son tímidas,
y se esconden en mi cuello,
empapando
tu camisa favorita.

No puedo evitar pensar
en otra cosa
que en todo el ruido que vieron
mis ojos.

Me escondo en la cama,
y me meto entre las sábanas,
quiero deshacerme con ella,
fundirme entre ellas.

Quiero dejar de sentir,
de oír.

Quiero que me encuentren muerta,
y que la hora del fallecimiento
sea tu huida,
y la causa,
deshidratación de tanto llorar,
de tanto llorarte.

Que me encuentren encogida,
atada de pies y manos
a tus recuerdos,
y que me arrastren
para poder sacarme de ti,
aunque ya,
no creo que eso sea posible.

Me arriesgo,
me ofrezco voluntaria
a quedarme impregnada
de tu olor,
de tu aroma,
de tus locuras,
que me hicieron sonreír,
sonreírte,
y ahora,
me hacen llorar.

Eras capaz de todo,
tenías tanta fuerza
que le dabas la vuelta a mi mundo,
sin yo enterarme,
así,
en silencio,
sin poco esfuerzo,
vaya.

Y aquí sigo yo,
con la noche callada,
y mi mente revolucionada.

Y mira que he hablado con ella,
explicado,
narrado,
con pelos y señales,
y con todos los detalles posibles,
que tú,
ya no volverás,
que te has ido,
que ya no estás,
que tú eres PASADO.

Pero ni por esas oye,
ni por esas,
ella se empeña,
y no da su brazo a torcer.

Se enfada,
y se encierra en su habitación,
como niña pequeña que no entiende,
pero cómo explicártelo,
si ni yo misma lo sé.

Me trato de convencer:

PASADO,
PRESENTE
y FUTURO.

Tú ya no perteneces a ninguno,
porque aunque en tus recuerdos
el alma nunca olvida,
esta noche has vuelto,
para dormir en mi cama,
sin preguntarme nada,
sin decirme nada.

Solas tú y yo,
otra vez.

Me despierto,
y eso que aún
ni me he dormido.

Comentarios

Entradas populares de este blog

Estaba segura que volveríamos a encontrarnos

 Nunca llegué a imaginar que volverías a aparecer, para serte sincera, nunca planeé encontrarte,  nadie me informo,  hace ya dos años y pico,  iba a ocurrir este hallazgo tan extraordinario,  y ahora, después de esos dos años y pico, y después de todo,  vuelves a aparecer.  Leo tu mensaje,  estaba casi segura que te había bloqueado,  no debí de hacerlo finalmente,  porque sino, no me estarías escribiendo.  El pulso se me acelera,  el estómago se me encoge,  no me creo que sigas provocando todo esto en mí,  el corazón se me va a salir por la boca,  siento que todo a mi alrededor se para.  Sigo sin creérmelo,  vuelves a estar aquí,  eres un boomerang,  que por muy lejos que te lancé, por muchas veces que te haya mandado a la mierda,  siempre,  siempre regresas.  Estoy en la orilla de una playa,  meto los pies en el agua,  está fría,   pero me meto poco a poco,...

Coágulo

Eres un puto cigoto que no se deja desarrollar, más bien ni crecer, te has muerto entre mis manos y no me ha dado tiempo ni a observarte respirar por primera vez. Te empeñaste en destrozarte la vida, y me llevaste contigo por delante, afortunadamente, aprendí a esquivar todas y cada una de las palabras que salían de tu boca, no fue fácil: las endulzaste con un sabor parecido a la miel, recuerdas que a mi no me gusta, verdad? En cualquier caso, el coágulo de sangre se resbaló por mi brazo, y manchaste mi camisa blanca favorita de una hilera roja que no pude quitar ni con toda la fuerza del mundo.  Ese día te perdí, de verdad que ya no sabía quién eras. Me criaron pensando que la libertad y el cuerpo de una persona no tiene precio, pero tú se lo pusiste al tuyo, y no llegaste ni al mínimo, para empezar la subasta, lo regalaste y vendiste a unos degenerados, que encima no supieron ni valorarte, no te quitaron ni la etiqueta, te usaro...

Boomerang

Yo no te elegí, llegaste a mí, como una pelota que te lanzan y te gritan que cogas. Hubo un tiempo en el que te agarré tan fuerte, que me hice heridas de tanto apretarte. Me sangraron los dedos porque me arrancaste las costras. Me pedías que no te soltará cuando ya, ni tú misma, alargabas  la mano para cogerme a mí. ¿Qué esperabas? Dejarte caer fue lo más duro que he hecho en mi vida, te lo confesé un millón de veces mientras te acariciaba las mismas manos que me mentían una y otra vez. Y sí, digo manos, porque fueron ellas las primeras que me dijeron que me querían, así que ahora tmbn me podían estar mintiendo. Agacho la mirada, aún conservo las cicatrices, sé que nunca se irán, sé que nunca te irás. Sé que permanecerás, que al viento le soplarás, pero que tú nunca volarás, porque siempre fuiste de pies en el suelo, y yo hace meses que he aprendido a andar sobre el agua.