Entonces llegas y te conviertes en todas y cada una de mis rutinas que tanto me gustan, pero que si ahora las pintas tú, pues me gustan aún más. Te conviertes en esa ducha caliente al llegar a casa después de todo el día. Te conviertes en mis sábanas favoritas, en ésas en las que hincó la nariz, cual perrete buscando trufas: eres un bien tan preciado que todos te buscan, pero sólo yo te encuentro, recuerda, son los pequeños detalles los que marcan la diferencia. Te conviertes en la luz de las dos de la tarde que se cuela entre las persianas de un domingo, que poco a poco me despiertas no lo haces de golpe, sino despacio, con calma. Te conviertes en mis zapas nuevas, que sólo pocos se dan cuenta que allí están, tú no lo eres, pero este sentimiento lo es demasiado, hueles a ganas, a ilusión a querer que por primera vez en mucho tiempo que las cosas vuelvan a salir bien. Tú no te has ido, nunca lo hiciste, todo era cambiar de prisma, pero es...
Hola, bienvenidos a mi blog. Me llamo Celia y escribo poesía, y aquí es donde reside mi talento e inspiración. ¿Empezamos?