Te vi perderte entre la multitud, y te prometo que observé cómo te disolviste, como una pastilla efervescente en un vaso de agua. Y eso fue lo peor, que siempre deja rasto, efímero, escaso, poco. Queda algo poco, después de lo mucho que fuímos. Me quedo parada en medio del pasillo del metro de la estación de Bilbao, la gente se choca contra mí, y me dicen, pero no les oigo, sonío, cierro los ojos, aún siento tus labios sobre los míos, de hace unos escasos segundos. Vuelvo a abrir los ojos, sonrío como una imbécil, contemplo a la gente que me rodea, ellos no lo saben, soy muy afortunada: tengo a mi lado a la mujer más maravillosa del mundo, y ellos no lo saben. Me doy la vuelta, empiezo a andar. Te quiero, pienso, miro el móvil, tú a mi también me contestas. Te amo princesa.
Hola, bienvenidos a mi blog. Me llamo Celia y escribo poesía, y aquí es donde reside mi talento e inspiración. ¿Empezamos?